19, agosto 2018
Nuestro país está siendo testigo de varios procesos de transformación social y cultural de manera acelerada. Un elemento común que cruza varios de estas transformaciones es la tendencia a ser cada más arrendatarios y cada vez menos propietarios. Esto se manifiesta no sólo en la categoría de vivienda, donde el cambio es acelerado y radical, sino que abarca categorías como transporte, energía, vacaciones y oficinas, entre muchos otros.
Hasta hace no mucho, la norma dictaba que los jóvenes debían acelerar al máximo su probabilidad de ser propietarios de ciertos bienes comúnmente consumidos. Ejemplos de esto eran la compra del primer vehículo, la adquisición de un departamento o vivienda, etc. Esto ha cambiado radicalmente debido principalmente a dos fenómenos: la disponibilidad de dinero a tasas bajas durante períodos prolongados de tiempo y la irrupción de tecnologías que posibilitan la modularización de la propiedad.
Los agudos cambios demográficos que han ocurrido en los últimos años han acelerado la transición hacia la renta. El tamaño promedio de los hogares en Chile ha disminuido desde 5,4 personas en 1960 a 3,3 personas en 2012 y el porcentaje de hogares unipersonales se ha duplicado desde 1992 a 2012. Todo lo anterior ha incidido en que nuestro país haya subido gradualmente su porcentaje de rentistas desde alrededor de un 12% en 2000 a casi 20% en 2015.
El acceso a capital a costo reducido ha incentivado la concentración de la propiedad de bienes esenciales como vivienda, transporte y entretenimiento. La abundancia de financiamiento a tasas históricamente bajas, ha hecho que en la actualidad sea mucho más eficiente para grandes volúmenes de capital mantener la propiedad de activos para vivienda o transporte. Adicionalmente, la baja rentabilidad que se obtiene de inversiones puramente financieras ha empujado la migración de inversionistas hacia activos reales y de renta.
Finalmente, la irrupción de plataformas tecnológicas ha posibilitado la coordinación y manejo de múltiples activos de renta a costos alcanzables, lo que ha fomentado aún más la entrada de capitales a estas categorías. Plataformas de gestión masiva, de manejo de carteras y de control y visualización son herramientas fundamentales para administrar cantidades relevantes de propiedades, vehículos u otros, a costos eficientes.
El futuro de nuestro país se vislumbra cada vez más cercano a las realidades de mercados desarrollados como Alemania o Estados Unidos, donde los porcentajes de usuarios propietarios en estas categorías son sustancialmente menores. El futuro para muchos chilenos, probablemente sea cada vez más rentista y menos propietario.